El GP de Bélgica se empezó a correr en 1925 y fue parte de la temporada inaugural de F1 en 1950. Spa-Francorchamps ha sido sede en la mayoría de las ediciones, salvo algunos años que fue en Zolder y Nivelles.
Desde sus orígenes, la pista se ha caracterizado por ser larga, técnica y espectacular. Actualmente, mide 7.004 km, lo que la convierte en la más larga del calendario, y tiene 19 curvas.
La sección Eau Rouge–Raidillon es probablemente la más icónica de toda la F1, una combinación de curvas con gran pendiente y cambio de elevación que define el temple de los grandes pilotos.